MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS PARA POLÍTICOS CON CARGO PÚBLICO EN GOBIERNO U OPOSICIÓN.

GUÍA DE DECENCIA POLÍTICA.

(Ejem... esteee, por supuesto, no vinculante, ya que lo que buscamos es una guía de comportamiento para tiempos de crisis, reformas y austeridad. Y si, eeerrr.. no obligamos a los bancos, confiando en su buena fe, tampoco es que vayamos a obligarnos a nosotros mismos ¿no?)

1.       Como no hay motivo ninguno para que yo, empleado público, cobre un sueldo que esté por encima de lo que corresponde a la categoría A de la escala pública; ajustaré (mayormente, me lo bajaré) mi salario a ese nivel considerando que si los empleados públicos de verdad, aquellos que se han ganado con el sudor de sus frentes el trabajo que ocupan y que sirven a la comunidad desde la medicina, la educación, la administración, etc, pueden vivir con esos salarios, yo también tengo la obligación de poder; y que, en épocas de crisis, más que un esfuerzo, es un privilegio contar con el mismo –tal y como voy pregonando por el mundo-.
2.       Dejaré de percibir el sueldo, cualquier dinero, del Estado, tan pronto cese mi relación de trabajo con el mismo, como cualquier otro empleado público.
3.       Renunciaré a cualquier pensión vitalicia, considerando que, como empleado público, cotizo igual que cualquier otro trabajador. Cotizaré pues, en función del tiempo trabajado. Y no más.
4.       En tiempos de austeridad aportaré mi grano de arena al esfuerzo común renunciando públicamente al cobro de dietas, desplazamientos, coches oficiales y etc., al igual que han tenido que hacer muchos empleados públicos de, pongamos por caso, Educación, desde hace muchos años.
5.       Por supuesto, justificaré debidamente cada una de mis faltas de asistencia al trabajo –en especial a las sesiones del Parlamento- . En caso de no justificación, se me abrirá el correspondiente expediente y se me descontará del sueldo cada día faltado. Como a cualquier otro empleado público.
6.       Por supuestísimo, para estar fuera de toda sospecha, mi nómina será pública mensualmente, a disposición de cualquier ciudadano o ciudadana interesado en saber en qué se gasta el dinero de sus impuestos.
7.       Igualmente, al inicio de mi carrera política, será pública una relación de los bienes personales y de mi familia inmediata. Ésta será revisada anualmente, para estar por encima de cualquier sospecha de que me dedico a la política para lucrarme y no por una verdadera vocación de servicio a mis conciudadanos y a mi país.
8.       Por supuesto, me comprometo públicamente a poner mi cargo a disposición pública ante cualquier duda acerca de la limpieza y transparencia de mi gestión.
9.       Cuando haya tomado todas estas medidas, y sólo entonces, estaré en condiciones de pedirles a mis conciudadanos y conciudadanas que se unan conmigo al esfuerzo de sacar adelante el país, sin que la cara se me caiga de vergüenza.
10.   Por otro lado, me recordaré que, como empleado público, tengo la obligación de denunciar, perseguir y presentar ante la justicia a todos aquellos responsables de que, en mi país, se estén vulnerando en la actualidad los derechos recogidos en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que mi país ha suscrito y se ha comprometido a defender y respetar.

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